Si bien la ganadería colombiana es muy buena y ha logrado avances importantes con cruces y mejoramiento genético, hay mucha tela por cortar en optimización del hato.

La ganadería colombiana sigue dando pasos agigantados gracias a los trabajos juiciosos y aplomados en mejoramiento genético, pero igual con la incorporación de razas fuertes y muy versátiles para el durísimo trópico en donde se han visto avances en productividad lechera y un destacado aporte en material bovino hereditario o sucesorio.

Un ejemplo es la llegada de la raza Gyr, un cebuino especializado en leche cuyos orígenes son indios, más exactamente de la península de Kathiawar, una zona extremadamente cálida en donde los suelos suelen ser áridos y de considerable pobreza en alimento.

Este bóvido ha mostrado unas propiedades tan estimables que inclusive fue utilizado para mejorar otras razas, un ejemplo el sindhi rojo y el mismo sahiwal. Sus propiedades hicieron que la casta fuera considerada y clasificada para la obtención del potente Brahman en Estados Unidos.

Los más conocedores dicen que la ganadería nacional es importante y muy buena, destacando que en el país se encuentra la raza Brahman con altos rendimientos en carne, de excelente desarrollo, que hizo su aparición en los inicios del siglo XX en Colombia. El invitado para este especial de ganado, un hombre con todos los pergaminos y reconocimientos, dijo que resulta admirable como fue creciendo una actividad que en sus inicios trajo razas europeas no aptas para los pisos térmicos del país, que de apoco se fueron aclimatando y adaptando.

Los siglos han pasado y el ser humano ha contado la historia ganadera desde hace más de 10.000 años cuando abandonó la vida nómada y adoptó la agricultura, una de las características del periodo neolítico. De todas formas, no se puede obviar el origen de la ganadería, literalmente encarnada en el uro o bos primigenius, un rumiante de tremendas características que al parecer surgió hace 800.000 o 700.000 años en la península Ibérica. Fue llevado a la extinción por la excesiva caza, la deforestación y la domesticación que empezó en Grecia hace 8.500 años.

Según los conocedores la última hembra de uro murió en el polaco bosque Jaktorów en 1627. Algunos estudios, luego de auscultar un número importante de razas, dicen que la domesticación del uro se hizo en diferentes regiones. La tarea empezó en Grecia hace unos 8500 años, luego la doma de esta especie se hizo en India que le abrió paso al ganado cebú, pero siguió en Asiria y Mesopotamia.

El repaso es interesante porque en esta ocasión se reconocerá la importancia del ganado cebú en el crecimiento de la ganadería colombiana que sigue cruzando y produciendo animales de enorme propiedad.

En Colombia hay por fortuna, gente apasionada por la ganadería, personas que no solamente se formaron en la universidad, sino que fueron aprendiendo en la mejor alma mater, la ruralidad, esa de ganados pastando en las llanuras, sabanas y dehesas interminables del territorio, en lo que tiene que ver con trópico bajo, pero igual han hecho labor los hatos de montaña en zonas templadas o tremendamente frías en páramos y regiones gélidas muy famosas por la producción lechera y la industria láctea.

Uno de esos enamorados de la muy buena ganadería es Gabriel Puerta Parra, egregio hombre de la actividad ganadera y precursor para el capítulo Colombia de las razas Gyr y Guzerá, desde luego laureado por todo el conocimiento y el impulso que les dio a unos cruces que sobrepasaron la frontera de la espectacularidad. En su charla con Diariolaeconomia.com, el experto criador manifestó que un gran acierto del país fue traer razas especializadas que sirvieran para lo que denomina “trópico hostil” ya que es complicado, un piso térmico casi indómito en donde se trabaja a 40 y hasta 50 grados centígrados.

Don Gabriel es una persona amable y llena de vitalidad, se le nota el amor por el trabajo ganadero y todo lo que rodea un hato o una exigente finca. Nació en San Carlos Antioquia hace 80 años, pero al mirar su rostro siempre iluminado por el buen ánimo y la constante sonrisa, pareciera que tomara el elixir de la súper secreta fuente de la juventud.

En la plática no esconde su recuerdo aún fresco por Ibérico, su imponente toro Guzerá importado de Brasil en 1992 cuando el empresario programó una compra de ese tipo de ganado especializado en leche, más exactamente 26 novillas y el evocado macho. Todo parece indicar que esta raza impactó a Puerta Parra cuando en 1952 quedó prendado con su estampa, calidad, mansedumbre y valor genético ya que lo describe como un linaje formador de nuevas razas.

Un asunto adicional en Colombia que influye claramente en agricultura y ganadería es la buena disposición de agua, el ganadero recordó que el país pasó de ser el segundo más rico en recursos hídricos al quinto lugar, una pérdida preocupante de categoría, sin embargo, destacó, el territorio colombiano cuenta con mucha agua y demasiada vegetación expresada en bosques, sabanas y predios con pasturas y otras especies.

El ganado europeo llegó a Colombia en 1528 cuando Rodrigo de Bastidas desembarcó el primer pie de cría en la ciudad de Santa Marta, desde luego en unas condiciones casi arcaicas porque en ese tiempo no existía puerto ni se hablaba de logística, se trataba de unas 25 reses que con el tiempo se fueron sumando a otras importaciones, las mismas que terminaron diseminándose por la geografía nacional.

Otro importador de ganado europeo, el que llegó con Cristóbal Colon en 1493 a la isla La Española, hoy Santo Domingo, fue Nicolás de Federmán, que introdujo en plena conquista unos bovinos que ya eran parte de una explotación en Islas Margarita. Los animales de la hermosa parte insular venezolana fueron al parecer también llevados al sitio por los piratas ingleses de la época que, entre otras cosas, no eran pocos, Morgan, Francis Drake, Barbanegra y una larga lista de corsarios que horrorizaban la incipiente navegación marítima.

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