Cuentos Ganaderos

Los españoles no solamente nos sorprendieron con su arribo a América en 1492, sino que también permanentemente asustaron a nuestros aborígenes con sus caballos, con sus bovinos, con sus espejos y con sus armas.  Además de introducir a las indias (América) la religión, sus costumbres y sus enfermedades.  Para lo que hoy toca contar, diré que los españoles se aparecieron en el puerto de Santa Marta (playas y barrancos) en 1527 con alrededor de treinta y siete bovinos, de diversas razas, los cuales fueron dejando o abandonando en los agrestes territorios del continente.  Como dice Daniel Lemetre, en su cartilla “Apuntes de mí corral” comiendo las abundantes leguminosas y algunas gramíneas naturales de buen gusto y de excelente capacidad nutricional.  El hato bovino creció, disperso en las sabanas del Caribe y a lo largo y ancho de las tres cordilleras Colombianas, formando con los años germoplasma.  Se convirtieron en razas criollas y de allí surgieron las que aún conocemos como la Blanco Orejinegro, la Costeño con Cuernos, la Romosinuano y otras como la China Santandereano, llegada esta ultima por el oriente, a través de la isla Venezolana de Margarita, traída allí por el conquistador Federman.  Esta, la China Santandereano creció a las orillas del Fonce, del Suarez, del Chicamocha, en Barichara y regiones circunvecinas.  Raza de calidad para leche y carne, aún existente en estos territorios y muy apetecida por el pecuarista tradicional de la zona y por algunos otros que la conocen y la adquieren para su explotación en otros lugares del territorio Nacional.  Debemos mencionar las que también llegaron por el Orinoco y se establecieron en el Arauca, en el Casanare y en el Meta, encontrando establecida en San Martín la famosa raza Sanmartinera.  Y debemos mencionar también la que posiblemente ingresó por el sur al paso del conquistador Belalcazar, llamada Hartón del Valle.  Qué riqueza para las nacientes naciones de América del sur.  Algunas de ellas han migrado a países del norte y es común encontrar en México y en Estados Unidos hatos muy apreciados del bovino Romosinuano, por su gran calidad de carne, la que consumieron ávidamente los constructores del canal de Panamá.

 

Con los siglos, por allá a finales del XIX y principios del XX comenzaron a aparecer en el territorio Colombiano razas europeas y asiáticas de excelente calidad cárnica y de leche como el Holstein Friesian y la cebuina Brahman con mezcla de otras indicas como el Nelore, el Gyr y el Guzera, amén de algunas que llegaron al Brasil y a todo el continente despachadas engañosamente por los indios (de la India) a los compradores brasileros.  Es bueno resaltar la epopeya de los primeros importadores de la raza Holstein, cargando estos animales en parihuelas, desde el puerto de Buenaventura hasta las planadas del norte del Valle del Cauca.  Y en Brahman  puro el desembarco del primer toro  descargado en Zambrano, a la orilla del río Magdalena, traído por hacendados de origen alemán.

Las ganaderías criollas, formadas durante siglos, fueron la fuente de carne y leche de los habitantes del nuevo mundo y después se mezclaron con las razas europeas e indicas que fueron llegando desordenadamente al continente. La manía de cruzar se impuso y en nuestros tiempos aun persiste.  Las excelentes razas criollas que tiñeron con su leche las aguapanelas y los chocolates de nuestros hogares están muy desaparecidas en Colombia.  El empuje de las razas indicas y de los ganados europeos de alta calidad, han absorbido lo que originalmente llegó a estas tierras.

Empuje especial a la población bovina Colombiana dimos otros Colombianos, importando legal y a veces ilegalmente bovinos indicus llegados  al Brasil y establecidos allí desde 1887, como el Gyr, el Guzerá, el Nelore, el Red Sindi y la importación del compuesto Brahman desde Estados Unidos a Colombia.  Y ya sabemos y nos lo repiten que tenemos un hato Brahman de la mejor calidad en el mundo y la llegada de cebuinos como el Gyr y el Guzerá ha embellecido las tierras Colombianas y los recintos feriales de carácter nacional y local.  Los que trajeron el Holstein a Colombia lo hicieron con ejemplares de la mejor calidad y el hato es sumamente importante en Colombia como raza especializada en la producción de leche y quienes trajeron el Jersey, originario de la Isla de Jersey, en el canal de la mancha, lo hicieron muy bien, pues trajeron un bovino que produce la mejor calidad de leche en los suelos de los cinco continentes y quienes por allá, antecitos de 1950, se decidieron a traer al Ayrshire no se equivocaron y ellos son propietarios de un bovino que se distingue en el mundo entero con la denominación de la ubre de oro.

En indicus la epopeya de la traída del Brahman, del Gyr y del Guzerá debe resaltarse, como lo dije anteriormente.  Los pioneros del Gyr y del Guzerá, empezaron con la gran visión de ganaderos de la época de los cincuenta y sesenta, don Hernando Rojas de la Hacienda Sotará, Pereira, don Luís Robledo de la Hacienda El Palmar, La Dorada, don Frank Londoño de la Hacienda Aguas Prietas, en Cartagena y los entes corporativos, Fondo Ganadero de Caldas y Fondo Ganadero de Antioquia.  Es importante mencionar que don Luís Robledo mezcló líneas de Gyr con líneas de Brahman rojo norteamericano, sacando un compuesto de sangre roja que aún hoy es apetecida en el mundo pecuario nacional.

Llegó, después, la osadía de dos ganaderos, Fernando Duran y Gabriel Puerta, importando en 1991 ganados Gyr y Guzerá lecheros, genéticamente mejorados en Brasil, que hoy los apetecen y demandan todos los ganaderos nacionales, criadores de distintas razas, para mezclar con razas europeas de grandes producciones de leche o de carne y hallar con ese cruce el animal resistente para el trópico hostil, haciéndolo competente para desempeñarse en todos los nichos agroecológicos del territorio nacional.  Así llegamos a obtener el Gyrolando y el Guzolando, que han permitido el mejoramiento de la calidad de vida de los campesinos Colombianos, con menos vacas, con mas producción de leche, con menos esfuerzos nutricionales y laborales.  Estos dos compuestos (Gyrolando y Guzolando) arrasan con el mercado de leche en el territorio Colombiano.  Su demanda es alta y nos ha llevado a pensar que estos compuestos, en el futuro, reemplazarán las explotaciones de doble propósito, muy interesantes en la economía campesina pero sin futuro genético alguno por no ajustarse a la Ley de los Cruzamientos. Los cruces indefinidos, sin observar la Ley de los Cruzamientos, no nos llevan a ninguna parte.  Las tres razas europeas de alta producción de leche, Holstein, Jersey y Ayrshire, hacen posible está realidad pecuaria, para ser explotada en el cinturón tropical del mundo y aún en las zonas de estaciones.

La velocidad con que ha crecido este desarrollo pecuario en Colombia se debe al entusiasmo de los ganaderos y de las herramientas que la tecnología y la ciencia nos han suministrado.  Entre ellas el uso de toros probados, la inseminación artificial, la transferencia de embriones, las pruebas genéticas  y el aprendizaje adquirido en el suministro de una buena dieta nutricional.

En Santander se han producido, a lo largo de la historia pecuaria, acontecimientos en su desarrollo que han favorecido el crecimiento de un hato bovino especializado en la producción de leche y en la producción de carne.  Hace muchos años escuché decir: si quiere comprar un toro Brahman de buena calidad, búsquelo en los hatos Santandereanos y ustedes deben saber amigos que la transferencia de embriones, en  todas las razas bovinas, a  nivel técnico y científico, se inició hace 25 años en un paraje Santandereano del municipio de Cimitarra, en el corregimiento de Puerto Araujo, a orillas del río Carare, con el plantel denominado Ctelca.  Fue un hito histórico y pujante cuando mostramos vacas con treinta y hasta sesenta crías al año y de allí surgieron la mayoría de los técnicos que se dedican a la transferencia de embriones en Colombia, actividad ésta, que mucho antes a la nuestra, la desarrollaban dos o tres técnicos que se escondían para realizar sus trabajos y no enseñarlos a nadie.  Es un triunfo nuestro, de todos los ganaderos Colombianos, que será recordado y reconocido por las generaciones futuras.

Como decía un político Cubano, cuando le preguntaban por lo que sobraba en su país y él contestaba  que la educación, el deporte y la salud y cuando el periodista le contra preguntaba por lo que allí faltaba, sin sonrojarse, contestaba, el desayuno, el almuerzo y la comida.

Pues, miren señores, en Colombia abundan los ganados con excelente genética en sus razas, de lo que se beneficia el mercado interno, pero nos falta una entidad oficial o mixta que certifique lo que tenemos para exportar o vender en el país, con sello oficial de calidad.  No podemos seguir afirmando en nuestras tertulias ganaderas que tenemos lo mejor, así sea cierto, sin que una entidad respetable lo certifique.  Y menos seguir creyendo que las cintas  colocadas en el cuello de bellos animales exhibidos en las ferias son el sello de calidad del mismo.  Puede ser una pista, pero no la gran verdad que buscamos en genética. En Brasil lo hace una  entidad oficial muy seria llamada EMBRAPA y aquí en Colombia perfectamente lo podría hacer Agrosavia, antes Corpoica.  Falta la decisión política y gremial para hacerlas.

Yo quiero manifestarles a ustedes que en Colombia sobra la genética, la nutrición y el buen manejo en los hatos ganaderos, para exportar y atender el consumo interno.  Pero actualmente exportamos carne y leche y esto se debe a que hay subconsumo nacional.  Cada que exportamos un kilo de carne y un litro de leche estamos exportando el cerebro de los niños Colombianos.  Hay que revertir esta contradicción en nuestra política pecuaria.  Presionemos para que esto algún día pueda ser posible.

Muchas gracias y hasta pronto.

Cebú, la raza de aguante que triunfó en el trópico hostil: Gabriel Puerta

Si bien la ganadería colombiana es muy buena y ha logrado avances importantes con cruces y mejoramiento genético, hay mucha tela por cortar en optimización del hato.

La ganadería colombiana sigue dando pasos agigantados gracias a los trabajos juiciosos y aplomados en mejoramiento genético, pero igual con la incorporación de razas fuertes y muy versátiles para el durísimo trópico en donde se han visto avances en productividad lechera y un destacado aporte en material bovino hereditario o sucesorio.

Un ejemplo es la llegada de la raza Gyr, un cebuino especializado en leche cuyos orígenes son indios, más exactamente de la península de Kathiawar, una zona extremadamente cálida en donde los suelos suelen ser áridos y de considerable pobreza en alimento.

Este bóvido ha mostrado unas propiedades tan estimables que inclusive fue utilizado para mejorar otras razas, un ejemplo el sindhi rojo y el mismo sahiwal. Sus propiedades hicieron que la casta fuera considerada y clasificada para la obtención del potente Brahman en Estados Unidos.

Los más conocedores dicen que la ganadería nacional es importante y muy buena, destacando que en el país se encuentra la raza Brahman con altos rendimientos en carne, de excelente desarrollo, que hizo su aparición en los inicios del siglo XX en Colombia. El invitado para este especial de ganado, un hombre con todos los pergaminos y reconocimientos, dijo que resulta admirable como fue creciendo una actividad que en sus inicios trajo razas europeas no aptas para los pisos térmicos del país, que de apoco se fueron aclimatando y adaptando.

Los siglos han pasado y el ser humano ha contado la historia ganadera desde hace más de 10.000 años cuando abandonó la vida nómada y adoptó la agricultura, una de las características del periodo neolítico. De todas formas, no se puede obviar el origen de la ganadería, literalmente encarnada en el uro o bos primigenius, un rumiante de tremendas características que al parecer surgió hace 800.000 o 700.000 años en la península Ibérica. Fue llevado a la extinción por la excesiva caza, la deforestación y la domesticación que empezó en Grecia hace 8.500 años.

Según los conocedores la última hembra de uro murió en el polaco bosque Jaktorów en 1627. Algunos estudios, luego de auscultar un número importante de razas, dicen que la domesticación del uro se hizo en diferentes regiones. La tarea empezó en Grecia hace unos 8500 años, luego la doma de esta especie se hizo en India que le abrió paso al ganado cebú, pero siguió en Asiria y Mesopotamia.

El repaso es interesante porque en esta ocasión se reconocerá la importancia del ganado cebú en el crecimiento de la ganadería colombiana que sigue cruzando y produciendo animales de enorme propiedad.

En Colombia hay por fortuna, gente apasionada por la ganadería, personas que no solamente se formaron en la universidad, sino que fueron aprendiendo en la mejor alma mater, la ruralidad, esa de ganados pastando en las llanuras, sabanas y dehesas interminables del territorio, en lo que tiene que ver con trópico bajo, pero igual han hecho labor los hatos de montaña en zonas templadas o tremendamente frías en páramos y regiones gélidas muy famosas por la producción lechera y la industria láctea.

Uno de esos enamorados de la muy buena ganadería es Gabriel Puerta Parra, egregio hombre de la actividad ganadera y precursor para el capítulo Colombia de las razas Gyr y Guzerá, desde luego laureado por todo el conocimiento y el impulso que les dio a unos cruces que sobrepasaron la frontera de la espectacularidad. En su charla con Diariolaeconomia.com, el experto criador manifestó que un gran acierto del país fue traer razas especializadas que sirvieran para lo que denomina “trópico hostil” ya que es complicado, un piso térmico casi indómito en donde se trabaja a 40 y hasta 50 grados centígrados.

Don Gabriel es una persona amable y llena de vitalidad, se le nota el amor por el trabajo ganadero y todo lo que rodea un hato o una exigente finca. Nació en San Carlos Antioquia hace 80 años, pero al mirar su rostro siempre iluminado por el buen ánimo y la constante sonrisa, pareciera que tomara el elixir de la súper secreta fuente de la juventud.

En la plática no esconde su recuerdo aún fresco por Ibérico, su imponente toro Guzerá importado de Brasil en 1992 cuando el empresario programó una compra de ese tipo de ganado especializado en leche, más exactamente 26 novillas y el evocado macho. Todo parece indicar que esta raza impactó a Puerta Parra cuando en 1952 quedó prendado con su estampa, calidad, mansedumbre y valor genético ya que lo describe como un linaje formador de nuevas razas.

Un asunto adicional en Colombia que influye claramente en agricultura y ganadería es la buena disposición de agua, el ganadero recordó que el país pasó de ser el segundo más rico en recursos hídricos al quinto lugar, una pérdida preocupante de categoría, sin embargo, destacó, el territorio colombiano cuenta con mucha agua y demasiada vegetación expresada en bosques, sabanas y predios con pasturas y otras especies.

El ganado europeo llegó a Colombia en 1528 cuando Rodrigo de Bastidas desembarcó el primer pie de cría en la ciudad de Santa Marta, desde luego en unas condiciones casi arcaicas porque en ese tiempo no existía puerto ni se hablaba de logística, se trataba de unas 25 reses que con el tiempo se fueron sumando a otras importaciones, las mismas que terminaron diseminándose por la geografía nacional.

Otro importador de ganado europeo, el que llegó con Cristóbal Colon en 1493 a la isla La Española, hoy Santo Domingo, fue Nicolás de Federmán, que introdujo en plena conquista unos bovinos que ya eran parte de una explotación en Islas Margarita. Los animales de la hermosa parte insular venezolana fueron al parecer también llevados al sitio por los piratas ingleses de la época que, entre otras cosas, no eran pocos, Morgan, Francis Drake, Barbanegra y una larga lista de corsarios que horrorizaban la incipiente navegación marítima.